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Agresión sexual agravada: Definición y diferencia

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La agresión sexual agravada es un delito que atenta contra la libertad sexual sin consentimiento. Se diferencia de la agresión sexual en que implica acceso carnal o introducción de miembros corporales u objetos por vía vaginal o anal. En España, está tipificado en el código penal y conlleva penalizaciones específicas. La víctima puede sufrir traumas emocionales, daños físicos y económicos. Puede ocurrir tanto por desconocidos como por personas cercanas en varios contextos sociales. Existen medidas de prevención y apoyo a las víctimas, pero siempre es recomendable ponerse en contacto con un abogado penalista en Madrid que pueda brindarle el asesoramiento que necesitan.  

 

Definición y concepto de agresión sexual agravada 

La agresión sexual agravada es un delito que atenta contra la libertad sexual de una persona sin su consentimiento. Se trata de un acto en el que se comete acceso carnal o se introducen miembros corporales u objetos por vía vaginal o anal, de manera forzada o coercitiva.  

 

Tipo básico del delito de agresión sexual 

Dentro de los tipos de violencia sexual que existen, el tipo básico del delito de agresión sexual se refiere a cualquier acto que implique una acción de carácter sexual sin el consentimiento de la otra persona. Esta acción puede ser realizada mediante intimidación, amenazas o abuso de autoridad, o aprovechándose de la incapacidad de la víctima para dar su consentimiento. 

 

Diferencia entre agresión sexual y violación 

Es importante destacar la diferencia entre agresión sexual y violación. Mientras que la agresión sexual implica cualquier acción de carácter sexual sin consentimiento, la violación es una forma agravada de agresión sexual en la que se produce acceso carnal o introducción de miembros corporales u objetos por vía vaginal o anal. Además, también es importante conocer las diferencias entre la violencia de género y la violencia sexual.

 

En cualquier caso, sea cual sea la situación siempre es recomendable contar con el apoyo de un despacho de abogados especialistas en delitos sexuales que pueda asesorarte y guiarte en todo el proceso de denuncia.  

 

La violación, al tratarse de una forma extrema y violenta de agresión sexual, cuenta con penalizaciones más severas en el marco legal. Ambos delitos, sin embargo, son considerados agresiones sexuales y están tipificados en el código penal de España, estableciendo las consecuencias jurídicas correspondientes.  

 

Elementos y circunstancias agravantes en el delito de agresión sexual 

En el delito de agresión sexual agravada, existen elementos y circunstancias que agravan la gravedad de la conducta del agresor. Estos factores pueden influir en la pena impuesta y en la consideración de la conducta como especialmente reprochable por parte de la justicia. 

 

Uno de los elementos agravantes es la existencia de violencia o intimidación en la comisión del delito. Esto se refiere a la utilización de la fuerza física o amenazas para coaccionar a la víctima y consumar la agresión sexual. La presencia de violencia o intimidación intensifica la gravedad del delito y aumenta las consecuencias traumáticas para la víctima. 

 

Otro elemento agravante es el uso de armas u objetos peligrosos durante la agresión sexual. La presencia de armas, ya sean reales o simuladas, así como el uso de objetos que puedan causar daño o infundir miedo, incrementa la sensación de vulnerabilidad y genera un mayor peligro para la integridad física y psicológica de la víctima. 

 

Asimismo, la reincidencia es considerada como una circunstancia agravante en el delito de agresión sexual. Si el agresor ha cometido previamente un delito de la misma naturaleza, esto se toma en cuenta a la hora de dictaminar la pena a imponer. La reiteración en la comisión de este tipo de delitos revela un comportamiento persistente y una mayor peligrosidad por parte del agresor. 

 

Otra circunstancia agravante es cuando la víctima es especialmente vulnerable. Se entiende por vulnerabilidad a circunstancias específicas de la víctima que la colocan en una posición de desventaja o debilidad, dificultando su capacidad para resistir la agresión sexual. La vulnerabilidad puede estar relacionada con la edad, el estado de salud, la discapacidad, el embarazo o cualquier otra situación que disminuya la capacidad de defensa de la víctima. 

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